lunes, 12 de diciembre de 2011

Recordando aquellos años...

Esta reflexión va dedicada a la infancia, a esa dulce etapa, para la mayoría de las personas la etapa más feliz de sus vidas.

Yo personalmente, y muchos de vosotros seguro que también, me emociono al escuchar alguna canción que me encantaba cuanto tenía 5 años, aún sigo viendo películas que marcaron mi infancia como Aladdín o El rey león, por no hablar de la alegría que me entra (a mi y a todos) cuando haciendo zapping encuentras alguna de tus series de dibujos animados preferidas que tenías entonces.

Aún recuerdo las mil profesiones que quería ser cuando fuese mayor, veterinaria, profesora, peluquera, enfermera o simplemente "famosa".

Cuando creíamos en cosas imposibles como en la magia, porque seamos sinceros, quien no ha dicho nunca: "Mamá mamá, he visto a papa noel por la ventana" o "Mamá mamá anoche pille al ratoncito Perez y se me escapó"

Cuando nuestro mayor deseo era poder ir a Disney o convertirte en tu superheroe favorito.

Recuerdo también con que ganas íbamos a clase, recuerdo la ilusión con que vivíamos cada cosa, por pequeña que fuese, la vivíamos al máximo con optimismo y alegría (capacidad que los adultos hemos perdido).

Si los adultos supiésemos mantener esa energía, ilusión y positivismo que caracterizan a los niños, seriamos muchísimo más felices y nos saldrían mucho mejor las cosas.

Está claro que con el paso de los años van apareciendo problemas, preocupaciones, retos por conseguir, frustraciones que nos angustian...pero en fin, que seria de nuestra vida sin eso?

Si algo he aprendido de los niños pequeños es a no perder la ilusión, porque todo en esta vida se puede conseguir si te lo propones, TODO!

Así que aunque en mi habitación haya cambiado los peluches y los juguetes por flexo, ordenador, apuntes y mas apuntes, tengo a la vista algunas cosas para mantener vivo el recuerdo de aquella felicidad y así poder aplicarla a mi vida actual.


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